Desde que Leonardo Da Vinci observara en pleno siglo XV que al contacto con el agua la visión se modificaba, las lentes de contacto ha sido objeto de continuas investigaciones para exprimir ese potencial que atesora en su función de compensar los defectos refractivos de la visión de manera cómoda y sencilla.
Complejos sistemas para adaptarlas a la superficie de la córnea, lentes de contacto de vidrio pero que no permitían el paso del oxígeno de manera adecuada, lentillas ya blandas, pero que no eran totalmente compatibles con todas las condiciones oculares y visuales de sus usuarios… Hasta llegar a los últimos avances, con el uso de distintos materiales que ofrecen funciones imposibles de imaginar décadas atrás.
En los últimos 10-15 años, las investigaciones para impulsar la tecnología en diseños, morfología y composición de las lentillas ha tenido una especial importancia en los avances conseguidos, sobre todo por los diferentes materiales empleados en su composición. Estos han hecho posibles lentes de contacto que se pueden adaptar a la mayoría de la población, con mayor grado de humectación, filtros para bloquear los rayos ultravioletas nocivos del sol, con diseños esféricos, tóricos, distinto grado de curvatura, especiales para queratocono, progresivas o multifocales, para usuarios con vista cansada o presbicia, que compensen no solo la miopía, para graduaciones complicadas… y sobre todo más confortables para los usuarios.
Las diferentes investigaciones en este ámbito continúan su curso. De hecho, en los próximos años asistiremos a una proliferación de aplicaciones tecnológicas en el campo de la contactología que ya quedan muy lejos de su objetivo inicial, que era el de proporcionar una correcta agudeza visual compensando los errores refractivos de la visión. A continuación damos a conocer una serie de ejemplos que verán la luz en los próximos años.
Lentillas que administran medicamentos. Como hablamos en este post, se está trabajando en crear lentes de contacto que liberen fármacos directamente en el ojo, para hacer este procedimiento una tarea lo más sencilla y cómoda posible.
Lentillas que miden la glucosa. En la próxima década podremos ver una serie de dispositivos que, colocados en el ojo, permitirá conocer los niveles de glucosa de las personas con diabetes, gracias a microchips implantados en su superficie.
Lentillas con cámara. Las tendencias de lo ‘wearable’ también llegan al ámbito de la contactología. En este sentido, existen proyectos que incluso permitirán realizar fotografías tan solo con pestañear el ojo a través de un dispositivo con un diseño no más grueso que una lente de contacto convencional.
Lentillas inteligentes. Un proyecto, bastante futurista si lo asemejamos con ciertas películas de ciencia ficción, permitiría proyectar imágenes con información de salud del usuario: constantes vitales, temperatura corporal… Además, podría tener múltiples usos innovadores para personas con Baja Visión o visión muy deficiente, por ejemplo con avisos acústicos a la hora de cruzar por un paso de peatones. Incluso, hay investigadores que están desarrollando prototipos de lentillas con zoom incorporado, por el que será posible ampliar la imagen que estemos observando.
Lentillas con visión nocturna. En los próximos años podremos ver también lentes de contacto con la función de dotar a su usuario de visión térmica o infrarroja, ideal para ver en la oscuridad.