El ojo humano actúa como una cámara fotográfica que capta y enfoca la luz a través de una lente para formar una imagen en nuestro cerebro de lo que ocurre a nuestro alrededor. Mientras que en este dispositivo la imagen se proyecta en el sensor de imágenes o en la película, en el ojo lo hace sobre la retina. Asimismo, el diafragma de la cámara sustituiría al iris del ojo, encargado de regular la cantidad de luz que entra a la retina con ayuda de la pupila.
En relación a lo anterior, en un ojo sano que disfruta de una adecuada visión, las imágenes se enfocan directamente sobre la retina. De aquí nacen los defectos de visión más comunes que son los llamados errores de refracción, que ocurren cuando la morfología del ojo impide que la luz llegue directamente a la retina. En este sentido, es muy importante la existencia de elementos ópticos como las lentes de contacto que nos permitirán compensar estos defectos con múltiples ventajas.
A continuación, hablaremos de los errores de refracción más comunes:
- Miopía. Se trata del defecto visual más extendido en la sociedad. La forma del globo ocular de estas personas es algo más larga, lo que conlleva a que la imagen se forme antes de llegar a la retina y no se proyecte sobre ella. El ojo miope ‘ve bien’ en tareas cercanas, pero desenfoca los objetos que se encuentran en distancias lejanas. En este sentido, las lentes de contacto es una manera ideal de compensar esta anomalía visual, ya que, además de devolver la agudeza visual al 100%, son muy cómodas y proporciona al usuario un mayor campo visual que si se opta por las gafas, además de una mayor sensación de confort y libertad.
- Hipermetropía. Este defecto se presenta cuando el globo ocular es más corto que lo normal, por lo que la imagen no se proyecta en la retina, sino por detrás de la misma. Por ello, es posible que las personas con una graduación de hipermetropía considerable pueden ver de manera borrosa al realizar actividades que requieran de visión cercana. Al igual que en el anterior caso, las lentes de contacto son una gran opción para compensar esta deficiencia visual, ya que se adhieren directamente al ojo, no cambian de posición y garantizan una visión estable.
- Astigmatismo. Está provocado por una córnea con curvatura irregular, por lo que puede provocar visión borrosa en varios focos de manera simultánea e incluso deformaciones en los objetos, ya sea ubicados en distancias cercanas o lejanas. Además, es posible que aparezca en combinación con miopía o hipermetropía, por lo que este efecto se acrecentaría. Gracias a los avances en las lentes de contacto, las personas con astigmatismo pueden utilizar también lentes de contacto, concretamente las variedades tóricas, para gozar de una adecuada visión.
- Presbicia o vista cansada. Se trata de un problema relacionado con la edad, puesto que sus síntomas comienzan a aparecer a partir de los 45-50 años. A medida que el ojo envejece, el cristalino que nos permite enfocar los objetos con claridad pierde elasticidad, lo que se traduce en dificultad de enfocar los objetos más cercanos, complicando las tareas de la vida cotidiana como leer, escribir, ver la televisión, conducir… Una de las maneras de luchar contra la presbicia es a través de las lentes de contacto progresivas o multifocales, que poseen diversas graduaciones en una misma lente.