El agua, en cualquiera de sus modalidades (destilada, del grifo, suero fisiológico, monodosis de solución salina, etc), no es una solución de mantenimiento adecuada para las lentillas. Por lo tanto, no debe usarse bajo ningún concepto. ¿Por qué?
Porque las lentes de contacto, al retirarlas del ojo, están impregnadas de numerosos microorganismos (especialmente bacterias) que provienen del propio ojo y de las manos.
El agua no lleva ningún componente que evite su crecimiento. El almacenarlas en agua hace que esas bacterias crezcan libremente y al reinsentar las lentillas en el ojo, es bastante probable que se produzca una infección ya que la cantidad de microorganismos es muy alta. Esta explicación es aplicable también a la saliva.
Los profesionales encargados de velar por tu salud visual, recuerdan que las soluciones de mantenimiento son esenciales para el confort y la seguridad de tus lentillas. No todas las soluciones son iguales ni todas funcionan bien con todas las lentes de contacto.
Las lentillas y los líquidos son un buen equipo para tu salud ocular.
¡Sigue los consejos de tu óptico-optometrista y asegúrate siempre que utilizas el producto recomendado!