Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia no tan lejana, las personas que poseían vista cansada vivían en un mundo de dependencia total de las gafas progresivas, ya que no solían utilizar lentillas.
Poco a poco, un grupo reducido de présbitas comenzaron a dejar de lado sus gafas para beneficiarse de las ventajas de las lentes de contacto multifocales. Comodidad, personalización, visión natural… No, no se trata de una película. ¡Es la realidad!
A la vez que vosotras, las personas, os vais haciendo mayores, el organismo se va deteriorando poco a poco. Lo mismo sucede con los ojos ya que, a partir de los 40-45 años, pierden capacidad de enfocar los objetivos de cerca, derivando en vista cansada, o presbicia. Esta deficiencia se nota sobre todo cuando realizamos actividades que implican la visión de cerca, como la lectura o el uso de dispositivos digitales, como móviles, pantallas de ordenador o tablets, entre otros. En realidad, no se trata de una enfermedad o patología, sino de un proceso lógico al que toda la población está expuesto.
Para corregir esta deficiencia visual, las lentillas hemos evolucionado muchísimo con los años, para haceros la vida más cómoda. Si no, ¿para qué estamos? Una de estas innovaciones son mis primas, las lentillas multifocales. Funcionan de la misma manera que las lentes progresivas, pero en vez de llevar gafas (que se te pueden caer o arañar), van totalmente adaptadas al ojo. ¡Con la cantidad de ventajas que eso supone!
Las lentes de contacto multifocales, también llamadas progresivas, poseen varias prescripciones o graduaciones para lejos, para cerca y algunas incluso para distancias intermedias. Cuando el usuario ve un determinado objeto, su cerebro identificará rápidamente a qué distancia se encuentra y qué potencia de graduación de la lentilla deberá seleccionar para verlo adecuadamente. Parece magia, pero no. Se trata de años de duro trabajo con el fin de ofreceros una mejor calidad de vida.
Otra de las ventajas de este tipo de lentilla es que son totalmente personalizables a la característica de cada usuario (diseño, graduación, material…). Todo sea para que se adecúe a tu estilo de vida.
Por eso, es indispensable que si vas notando síntomas de presbicia o vista cansada, acudas rápidamente a tu óptico-optometrista. A través de un estudio y evaluación personalizados, será capaz de recomendarte qué tipo de lentilla es la más adecuada para ti. Además, te enseñará a ponértelas y quitártelas de la manera más fácil, sencilla e higiénica posible.